«Todo lo que llevamos inscrito hoy en nuestro cuerpo, en nuestro rostro, ha sido previamente preparado y formado en nuestro psiquismo. Porque existe una ley absoluta, implacable, según la cual cada pensamiento, cada sentimiento, desencadena unas corrientes de fuerzas que tienen consecuencias hasta el plano físico. Ciertamente, esto no es visible de inmediato. Durante un día nos sentimos invadidos por una multitud de emociones, de sensaciones pasajeras, e incluso si estos estados de conciencia se inscriben enseguida en alguna parte de nuestra materia sutil, no se fijan profundamente en nuestro cuerpo físico ni tampoco en nuestro rostro. En la vida cotidiana, nuestro rostro expresa el capital en acción, es decir lo que estamos viviendo, y son como las ondas en la superficie del agua. Solamente se inscriben profundamente en el rostro los movimientos desencadenados desde hace mucho tiempo y que han sido repetidos muchas veces. Sabiendo esto, comprenderéis el poder que tenéis de modelar vuestro cuerpo y los rasgos de vuestro rostro.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: atardecer en Quaing Tri, Vietnam, 30 septiembre 2014