Hoy nos sonríen desde esta foto tomada hace unos meses.
En la sonrisa verdadera hay un tender la mano, un “estamos juntos”.
Estas sonrisas nos recuerdan la belleza de la humanidad, el potencial maravilloso de la humanidad.
Nosotros podemos contribuir también a sonreir al mundo, a la vida.
Y cuando nuestra sonrisa es pura, limpia, desinteresada, contribuimos sin darnos cuenta a sanar el mundo.
Que nuestra mirada sonría a los demás, en cada encuentro de hoy, y que con nuestra mirada miremos el alma del otro, donde habita lo divino.
Ese puede ser el trabajo de este día, ayudando al Padre.