El momento de la meditación mensual es propicio para contactar con las energías del mundo sutil.

Ayer en la meditación grupal se habló de la oportunidad de trabajar en la distribución de esas energías, en cada momento del día.

Supone hacer uso de la energía de la buena voluntad, desde la impersonalidad y la inofensividad: desde el contacto con el alma.

Para ello hay que trascender ciertas características de la personalidad, entre ellas la irritabilidad.

La distribución de esta energía convierte en aguador al que la distribuye, en dador de vida.

Un río que riega.

Con frecuencia en estos pensamientos insistimos en que cada día es una oportunidad maravillosa para trabajar olvidándose de uno mismo.

Imagen: Pintura de Nicholas Roerich: “Krishna”,1946