«Todos los días se oye hablar de la polución del aire. Pero si los humanos fueran clarividentes, o incluso sólo sensibles, habrían constatado que la atmósfera del mundo psíquico es todavía menos respirable que la del mundo físico. Se lamentan de los humos de las fabricas, del gas de los escapes de los coches… Pero ellos mismos, individualmente, no hacen otra cosa que envenenar la atmósfera espiritual con emanaciones tóxicas: sus pensamientos y sus sentimientos de odio, de celos, de cólera, de descontento. Sí, hay que saber que todo lo que fermenta en el hombre como pensamientos y sentimientos malsanos, producen exhalaciones pestilentes, asfixiantes. Se acusa a los coches, pero éstos, comparados con los millones de individuos ignorantes que dan rienda suelta a su naturaleza inferior, ¿qué pueden representar?»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Canal de Castilla, entre Boadilla del Camino y Frómista (Palencia), Camino de Santiago, 13 enero 2016 (Marga Lamoca)