Las Naciones Unidas celebran cada 21 de septiembre el Día Internacional de la Paz.

En este día podemos reflexionar sobre cuál puede ser nuestra contribución a la paz.

La paz no significa decir que sí a todo como tantas veces se quiere ridiculizar a los que hablan de paz. Al contrario, requiere rebelarse contra la injusticia y la mentira.

Requiere hombres justos, que pongan la verdad por delante de la conveniencia. Aunque eso cree conflicto con el sistema establecido, entre los mercaderes de la mentira.

Requiere sacudir las estructuras viejas cuando ya no funcionan o cuando se han prostituido bajo el peso de la corrupción y de los intereses personales.

Requiere pensar en términos de derechos humanos, aunque haya que decir no al poderoso.

La paz es un planteamiento activo de compromiso, de verdad. Y será el resultado de este compromiso y esta verdad, aunque en el camino se cree conflicto.

Por eso cada uno de nosotros podemos ser actores por la paz cuando decimos NO a todo aquello a lo que hay que decir que no, tanto a nivel personal como grupal.

La paz requiere ciudadanos comprometidos, que crean en la verdad.

Ese es el ejército necesario hoy.