«En el corazón de nuestra vida interior, en el centro de nuestros pensamientos, debemos poner este principio universal que está en el origen de todas las religiones: el sol, y penetrarnos del ejemplo que nos da en cada día. Iluminar, calentar y vivificar a todas las criaturas sin excepción, eso es lo que llamamos «la religión solar». Incluso antes de que los humanos apareciesen sobre la tierra, el sol estaba allí, y desde siempre les dice: «Ensanchad vuestra conciencia, liberaos de vuestras concepciones tan estrechas, haced como yo: iluminad, calentad, vivificad, abrazad al mundo entero con vuestra inteligencia y con vuestro amor.»

La religión solar es la única religión verdadera. Nos enseña cómo llegar a ser luminosos, cálidos, vivificantes, es decir, cómo trabajar para poseer interiormente la sabiduría que ilumina y resuelve los problemas, el amor desinteresado que embellece, anima y consuela, la vida sutil, espiritual que nos vuelve activos, dinámicos y audaces, a fin de realizar el Reino de Dios y su Justicia sobre la tierra. Quien trate de oponerse a ella, solo hará que disminuir y obscurecer la vida en él.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Urbasa (Navarra). 17 de febrero de 2016 (cortesía de Koldo Aldai).