«Las maravillas infinitas del universo se nos revelan en la exacta medida en que somos capaces de percibirlas. La agudeza de nuestra visión no depende de cuánto seamos capaces de ver, sino de cuánto sentimos. Tampoco el simple conocimiento crea la belleza. La naturaleza interpreta sus canciones más exquisitas a aquellos que la aman. No desvela sus secretos a aquellos que solo vienen para satisfacer sus deseos de análisis, para recoger hechos, sino a los que ven en sus múltiples fenómenos sugerencias de sentimientos más delicados y elevados».
 
Del libro “La puerta abierta”, página 65,de Helen Keller (1880-1968), Plataforma Editorial, 2015. Imagen: amanecer en el Puerto de la Morcuera, Madrid, 21 julio 2016 (cortesía de Fermín Tamames)