Ayer en el encuentro Contigo Somos + Paz se nos invitó a subir varios peldaños en nuestra particular escalera.
Cuando subimos los peldaños la vista es más amplia, el aire más puro, y hay otra comprensión.
El camino de subida es largo y muchas veces solitario, pero en los peldaños de arriba, se nos dice, “somos libres para pensar más lejos y más arriba”.
En esos peldaños altos hay consciencia de la familia universal, y ya no hay obsesión con las veleidades del ego, tan omnipresente a ras de suelo.
Desde esos peldaños el trabajo para la familia universal puede ser más efectivo, y “el alma se dilata en el espacio y encuentra su alimento”.
Todos podemos subir un peldaño, dos, tres, y seguir subiendo.
Según subamos, los conceptos teóricos (amor, compasión, armonía, paz) pasarán a ser entendidos y vividos.
Bellas vistas nos esperan.
«Servir a Dios no significa despreciar a nuestro prójimo, al contrario, y los verdaderos discípulos se esfuerzan en servir a Dios haciéndolo con su prójimo. Es a Dios a quien aman en los seres humanos. Aunque sólo reciban ingratitud, tienen fe de que Dios no les abandonará. Lo saben porque ya han pasado por esta experiencia varias veces en sus vidas pasadas. Se sienten como los pájaros cuyas alas, que se han reforzado, están por fin listas para elevar el vuelo.
Aquellos que han decidido servir a Dios con su prójimo revelan que son capaces de emprender su vuelo. Sus problemas personales, familiares y sociales, los han solventado y superado, son libres para pensar más lejos y más arriba. Se sienten miembros de la familia universal, y trabajando para esta familia universal su alma se dilata en el espacio y encuentra su alimento.»
Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Foto: vista desde la Ermita de la Regalina (Asturias), 20 septiembre 2014 (Santi Tamames)