Aïvanhov nos trae hoy una bonita analogía.

El hombre en contacto con su espíritu lleva grandes riquezas en su interi

Es un ser millonario en la tierra, conocedor de los mayores secretos.

Lleva dentro la luz y la alegría de saberse un alma conectada con el alma universal. Sus ojos ven otro mundo porque ve desde el alma.

Cuando introducimos en nuestra vida la sencillez y cuando reducimos la influencia de lo burdo y de lo mundano, esas riquezas del interior comienzan a llamarnos y a alimentarnos.

Y entonces la consciencia se expande y ya nada vuelve a ser igual.

No debemos abandonar ese contacto con el interior. Cuando lo mundano nos envuelve, la niebla lo invade todo.

El hombre de la pintura de Roerich, en su silencio, en su cima, baja luego a la tierra para servir: trae el corazón muy limpio, y la energía más poderosa.

¿Qué diferencia hay entre un materialista y un espiritualista? Para tomar una imagen muy simple os diré que el espiritualista transporta por todas partes su casa con él, mientras que el materialista no puede desplazarla. Sí, el espiritualista, para quien los tesoros verdaderos son interiores, lleva siempre consigo su bagaje de alegría, de felicidad, de expansión, (ésta es su casa), mientras que el materialista no puede desplazarse con todo lo que posee, debe dejar la mayor parte en su sitio.

En realidad, el ser humano sólo es rico en la medida que tiene conciencia del ser. Si el espiritualista no es consciente de su riqueza, es más pobre que todos los materialistas. Pero si aprende a expandir su conciencia, se siente en contacto con todas las almas evolucionadas del universo que le dan su ciencia, su luz y su alegría. Y entonces, ¿qué materialista puede compararse a él? Incluso las piedras preciosas y los diamantes palidecen ante el centelleo de todos sus tesoros interiores.

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. www.prosveta.es.. Imagen: Pintura de Nicholas Roerich: “Song of Shambala», 1943