Hoy nos dejamos visitar de nuevo por el Bhagavad Gita, ese poema bellísimo de unión con la divinidad.

Es el Canto del Señor, en la antigua tradición de los vedas, tan próxima a las enseñanzas de Jesús.

Dice un comentarista: “El Bhagavad Gita nos llama al amor y a la vida. ¿Lo oiremos?”.

Es importante esta pregunta pues hay cosas que nos miran de frente y llaman a nuestra Vida.

Otras, en cambio, llaman a nuestros deseos. Nos engañan y ya somos expertos en dejarnos engañar.

Empezando veinte minutos cada día, todas las jornadas nos dan posibilidad de unirnos al Divino casi en abrazo continuado.

El Gita nos da muchas claves, y son siempre las mismas.

¿Oiremos lo que nos hace falta oir?

¿Moriremos a la vida falsa para despertar a la verdadera?

Al hablar sobre el Gita, notamos un hermoso susurro que nos llega en la madrugada: oh Arjuna, no te alejes de tu Ser.

Únicamente logrará la paz aquél en cuyo corazón van a extinguirse todos los deseos, como mueren las aguas torrenciales en el impasible océano, siempre lleno, pero sin desbordarse jamás.

Quien extirpa todo deseo y vive libre de egoísmo, aflicción y vanidad, obtiene la suprema paz.

Esto es lo eterno, oh Arjuna, aquel que lo logra nunca más se halla expuesto a turbaciones ni engaños, y al llegar la hora de su muerte física queda absorbido en la divinidad.

Bhagavad Gita, El Canto del Señor, capítulo 2: sutra 70-72 Editorial Sirio. Las diferentes versiones del BG, no digamos en los diferentes idiomas, son muy dispares. Utilizamos esta de Sirio que nos parece adecuada. Foto: la Hermana Jayanti, en el acto + Consciencia celebrado en Madrid el 25.9.2010