Hablamos con frecuencia de que de “somos nuestro pensamiento” y de que “la energía sigue al pensamiento”. Pero en nuestro pensamiento sigue habiendo mucho conflicto.
Según pasan los años, percibimos con mayor nitidez la brevedad de esta vida y surge cada vez con más fuerza la conclusión de que es preciso vivir en armonía con nuestros semejantes, más aún, con todos los seres que sienten.
Vivir en desarmonía no tiene sentido, pues nos hacemos daño innecesariamente, una vida tras otra. Y son pocos los años que estamos aquí, por eso hay que valorar cada amanecer, cada puesta de sol, cada sonrisa, cada apretón de manos.
¿Quién me dice que mañana seguiré vivo? ¿Por qué no vivir la vida como el milagro que es? ¿Por qué no agradecer tantas y tantas cosas que podemos agradecer?
Y los infortunios que salpican nuestras vidas unas veces son enseñanzas, otras son restituciones del karma, otras veces son pruebas… pero en lo íntimo, en lo interior, podemos comprender que son parte del camino, pero que hay un Camino que nos llevará a casa.
Este precioso texto de Aïvanhov que nos acompaña hoy es muy adecuado para empezar el día: que podamos reconocer la magia de vivir, ésa es hoy nuestra invocación.