Nuestras opciones como humanos son permanecer en la oscuridad o intentar transitar en la luz.

Habla Jesús en estas líneas del velo oscuro tejido en torno a nuestros corazones.

Es un velo-tenaza, que poco a poco nos ahoga y nos mantiene en la oscuridad. Hasta morir en vida.

Sin advertir cómo esa tenaza se va cerrando poco a poco, podemos ser generadores de oscuridad, desde nuestros pensamientos, palabras y acciones.

El resultado es un ambiente tóxico, en el que nadie confía en nadie. El mundo se convierte en una maraña de intereses, en un juego de falsedades.

Pero hay otras opciones de vida, a pesar de esa maraña.

Seguir esas opciones depende exclusivamente de nosotros.

Poco a poco sentiremos una emancipación, un menor peso, un mayor equilibrio.

Y en vez de cargar más el entorno con nuestros palabras y pensamientos, haremos que cumplan una función de limpieza, clorofílica.

Descubriremos entonces el dulce néctar de la libertad.

La luz de la vida no puede brillar a través del velo oscuro que habéis tejido en torno a vuestros corazones. No conocéis al Cristo, y si el Cristo no está dentro del corazón no hay luz. Vengo a manifestar el Cristo entre los hombres, y no me recibís, y permaneceréis en la oscuridad y en la sombra de la tumba hasta que creáis las palabras que hablo…

Si habitáis en Cristo, y si Cristo habita en vosotros, y si guardáis mis palabras en vuestro corazón, sois el camino, sois discípulos en el camino, y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.

El Evangelio Acuario de Jesús el Cristo, Levi H. Downing, Capítulo 135, Enseñanzas de Jesús en el templo. Foto: las niñas de la residencia de Anand Bhavan, Howrah, West Begal, mayo 2010