Cuando cayeron el Muro de Berlín y luego la URSS se habló del “dividendo de la paz”.

Una buena parte de los recursos militares empleados en la guerra fría, se pensó, podrían ser utilizados en educación y desarrollo.

Las posibilidades enormes que estos dos acontecimientos abrieron al mundo han sido tristemente desaprovechadas.


Veinticinco años después asistimos al inicio de una nueva guerra fría y a una renovada militarización de las naciones.

El pensamiento de hoy es una llamada al establecimiento de correctas relaciones humanas, y a la educación basada en los valores de la buena voluntad.

Los presupuestos de las naciones deben ir dirigidos a la educación y a la eliminación de la pobreza en vez de a armamentos.

Los niños de Vietnam de esta foto tomada hace unas semanas son un excelente recordatorio de la futilidad de la guerra y de las nociones equivocadas de cómo resolver los conflictos.

Hoy nos toca ser testigos de una creciente ofuscación. Pero para un día vencer definitivamente a los señores de la guerra tenemos que empezar por nosotros mismos:  urge limpiar nuestros corazones y encontrar la armonía del Ser.

Ese es el trabajo que podemos hacer hoy.

«La unidad, la paz y la seguridad, vendrán mediante el reconocimiento, inteligentemente comprobado, de los males que ha traído la presente situación mundial, para luego dar los pasos inteligentes y comprensivos que conducirán a establecer correctas relaciones humanas, a sustituir el actual sistema de competencia por el de colaboración, y a educar a las masas de todos los países respecto a la verdadera buena voluntad y su poder hasta ahora no utilizado. Esto significará desviar millonarias cantidades de dinero hacia sistemas correctos de educación, en vez de emplaearlos para las fuerzas bélicas e invertirlos en ejéritos, armadas y armamentos”.

Del libro compilatorio de las enseñanzas de Djwahl Khul “Sirviendo a la humanidad”, Alice A. Bailey, página 100 de la edición en español de Editorial Nous.  El texto fue publicado en “Los problemas de la humanidad” (1947). Imagen: niños en el colegio en Quang Tri, Vietnam, 1 octubre 2014 (Jorge Tamames)