Seguimos hablando del alma, esa gran desconocida en nuestro mundo, cuya existencia es negada por millones de personas.

El ser, el centro, el vínculo entre personalidad y espíritu: el alma dotada de luz.

Desde el alma la comprensión, el amor y el propósito fluyen con una energía muy distinta y muy superior a las corrientes que pueden generarse desde la personalidad.

El yo superior y el yo inferior, dos atalayas a distintas alturas y complementarias pero con distinta visión. La del yo inferior es muy limitada y pobre.

Contactar el alma es la gran asignatura pendiente de la humanidad como grupo. Enfatizamos el concepto de grupo.

Por eso la meditación y el silencio, como instrumentos necesarios para ese contacto, quién sabe si para ese diálogo.

La fuente de luz está muy cerca, está dentro. No ignoremos esa luz.

La cualidad y mayor característica del alma es la luz. Por lo tanto, para que esa luz pueda ser utilizada y esa cualidad expresada por el discípulo y el trabajador, en primer lugar debe alcanzar un contacto consciente con el alma a través de la meditación.

Alice A. Bailey, “Espejismo, un problema mundial”; p. 140 de la edición original en inglés, Lucis Trust, Nueva York. Foto: niña en el dispensario de Pilkhana, Howrah, Calcuta, abril 2010