Se nos exhorta a que nuestro pensamiento sea responsable y limpio.

El pensamiento elevado limpia y descontamina el espacio sutil. En cambio, el pensamiento ruin todo lo enmaraña.

El pensamiento, se nos dice de nuevo, crea ondas, que pueden ser benéficas o malignas.


Hay una red que no vemos por la que circulan los pensamientos.

Facebook es un buen paralelo de esta red que no vemos: puede diseminar y de hecho lo hace aspiraciones elevadas, en red, uniendo muchos puntos del planeta hacia un propósito de elevación.

La clave es siempre la elevación, la espiral, la aspiración a algo más puro y noble.

El pensamiento elevado es sanador y curativo para el que lo emite pero sobre todo para el mundo.

Cada pensamiento cuenta: “nada desaparece”.

«Todo lo que existe en el universo está atravesado por las corrientes de la vida cósmica; cada ser, cada objeto conserva sus huellas, y estas huellas pueden ser recuperadas. Del mismo modo, los pensamientos, los sentimientos, los actos de los humanos, sus aspiraciones, sus anhelos, sus proyectos y sus oraciones se alejan de ellos para partir en todas las direcciones; nada desaparece.

Y no sólo todo se propaga, sino que todo queda registrado y, en un momento u otro, puede ser recuperado. La vida que circula a través del espacio puede ser captada en cualquier lugar del universo. Si nosotros no lo logramos, es debido a que no poseemos los aparatos físicos o psíquicos apropiados; pero la realidad es ésta: las ondas producidas por nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestros actos se propagan y debemos tener cuidado para procurar que nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestros actos sólo produzcan ondas benéficas.»

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. www.prosveta.es. Imagen: Paisaje en Huianghuanco, Neuquén, Argentina,  abril 2014 (Stella Maris)