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Identificamos la riqueza en la vida con el triunfo y la acumulación en lo externo.

Pero las riquezas de la vida son inagotables, con independencia de ello.

Cuando uno está enfermo, la mayor y única riqueza es recuperar la salud. Sin embargo, cuando estamos sanos no dedicamos siquiera un instante a reparar en esa riqueza, en ese regalo. Nunca damos las gracias.

El ser humano necesita cambiar su mentalidad. Se nos habla de la facultad de entrar en relación con el Creador, con todas las entidades celestiales.

Los que lo logran, que son muchos, mueren con una expresión dulce, de paz.

Y en vida procuran santifican las relaciones con los demás humanos, con todos los seres en realidad.

La opción con la que contamos es santificar la vida o vulgarizarla más y más.  Cada mirada y cada apretón de manos nos da una oportunidad.

Siempre encontraremos razones para el desánimo y para el rictus del enfado. Pero, realmente, podemos ver, oír, saborear, comprender…

Porque desde la materia podemos transitar, cada día, los estados más sutiles, los del espíritu.

Apenas os falta algo y ya estáis dispuestos a quejaros. ¿Por qué la constatación de esta carencia debe de repente oscurecer vuestra mirada? El sol sale cada día, tenéis luz, aire, agua, alimento… Podéis ver, oír, saborear, comprender… Y también tenéis la facultad de entrar en relación con el Creador, con todas las entidades celestiales y con los humanos.

¿En qué pensáis cuando os miráis frente al espejo por la mañana?… ¿Y en el momento que abrís el grifo de agua del lavabo o de la ducha?… ¿Y cuando veis a vuestra mujer, a vuestros hijos, en qué pensáis? Quizás diréis, que no tenéis. Admitámoslo, pero cuando salís de casa, os encontráis seguramente con alguien. ¿En qué pensáis cuando lo veis? Todos los seres que viven cerca de vosotros, así como con los que os encontráis, están ahí para haceros reflexionar, para afinar vuestra sensibilidad. En vez de deteneros en lo que os falta, aprended a alegraros por todas las inagotables riquezas de la vida, y vosotros mismos os volveréis más vivos.

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86). Pennsamientos cotidianos. www.prosveta.es. Foto: caminantes en Bhutan, mayo 2010