No negamos la utilidad del dinero, y del adecuado y justo uso del mismo.

Puede ser maná para cumplir con las responsabilidades y para generar oportunidades a nuestro alrededor.

Pero también es becerro de oro. Los fabricantes y los medios de comunicación siguen ensalzando el consumo, la satisfacción del deseo, la exacerbación del ego. A la cabeza, la industria del lujo.

Millones de personas se dejan atrapar en esta red espesa, densa, que asfixia poco a poco.

Los millonarios, en vez de querer ser más sabios, quieren acumular más, para estar más “protegidos”. Y abren sus casas a las revistas para mostrar obscenamente lo acumulado.

Por eso Aïvanhov nos propone construir otras riquezas.  Nos habla de sabiduría, amor, verdad, infinito, eternidad.

Es esencial que la humanidad rompa la hipnosis que la encadena al ego. Esa hipnosis nos hace involucionar.

Cada uno de nosotros podemos decir desde hoy “no” a lo que antes tantas veces hemos dicho “si”.

Millones de personas ya han iniciado ese camino.

Grandes conquistas nos esperan si somos honestos.

En las actuales condiciones de la vida sobre la tierra, ninguna persona razonable negaría la utilidad del dinero. Pero el dinero solo es útil en el plano material. En el plano psíquico, en el plano espiritual, no se puede hacer ningún bien con el dinero. Ahí se necesita la luz, la luz que es oro fluido. Si amáis la luz, sí sabéis como atraerla hacia vosotros, poseéis ya oro en el plano espiritual. Cuanto más ricos seáis de este oro, mas posibilidades tenéis de ir a las tiendas celestes a «comprar» lo que no podríais encontrar en ninguna otra tienda: la sabiduría, el amor, la verdad, el infinito, la eternidad… Por ello, los sabios, los Iniciados, tratan de acumular la mayor cantidad de oro posible en el plano espiritual a fin de enriquecerse de cualidades y de virtudes, y de beneficiar después con ellas a los demás. No se preocupan de ganar dinero, pero gracias a su luz continúan atrayendo los presentes del Cielo y los distribuyen a su alrededor.

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86): pensamientos cotidianos. Foto: niña en la residencia de Anand Bhavan, Howrah, India, 2.4.2010