«Comer y beber no sólo conciernen al plano físico, sino también al plano espiritual. Nuestra alma y nuestro espíritu también tienen necesidad de comer y de beber, pero algo nuevo. Pero no se alimentarán desenterrando filosofías y religiones desaparecidas. Estas enseñanzas, estos cultos fueron buenos para la época en que fueron creados, y si han desaparecido, es porque ahora ya no tienen razón de ser. Son, perdonadme por la expresión, conservas viejas. Así pues dejadlas e intentad ir a un restaurante donde os preparen alimentos frescos ¡recién salidos del horno! Sí, la naturaleza es un restaurante, y ahí respiráis el aire de hoy, coméis el sol de hoy, contempláis el cielo de hoy, comulgáis con la fuerza divina de hoy. Tratad siempre de ir allí donde haya algo nuevo, naciente: la fuente que brota, el agua cristalina y fresca, el viento, las flores, la tierra misma… Así pues, en vez de ir a rebuscar entre los mensajes del pasado, es necesario descifrar los mensajes nuevos que el Creador nos envía cada día.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Camporredondo de Alba, Palencia, 22 de febrero de 2016 (cortesía de Marga Lamoca).