El pensamiento de hoy es muy luminoso.

Considera que las preocupaciones y la tristeza son reacciones legítimas ante el estado de las cosas.

Pero nos recuerda que existe una región donde reina la luz, el amor y la libertad.

Esa región no está muy lejos, y es como el mar en calma de la foto.


Para llegar a esa región se requieren nuevos patrones mentales y saber lo que somos.

En ese lugar hay una energía muy pura.

Hay que visitarlo una y otra vez durante el día, “desde el crepúsculo de la mañana al de la noche” en las bellas palabras de Borges.

Esa región es nuestra alma, que espera nuestra visita.

«Actualmente que a todas horas del día y de la noche llegan noticias catastróficas de todo el mundo, es verdad que podemos tener continuamente motivos para estar tristes. Pero, ¿de qué sirve esta tristeza? No ayudará a nadie. Es mejor utilizarla como un estimulante para hallar los medios que permitan convertirla en útil.

Y, para encontrar la manera de que sea útil, cada uno de nosotros debería comenzar a deshacerse de sus preocupaciones personales en las que se cierra como en una cárcel. El estado natural del ser humano debe ser de alegría, una alegría en la que es, en realidad, más serio y más profundo que aquéllos que muestran continuamente sobre su rostro la marca de sus preocupaciones, por muy legítimas que sean. Porque para llegar a esta alegría, es necesario haber aprendido y comprendido que, más allá de los desórdenes y de las tribulaciones de la tierra, existe en nosotros una región donde reina la luz, el amor y la libertad. Y es permaneciendo en contacto con esta región cuando seremos útiles a los demás. «

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: costa alicantina, junio 2013 (Jaime Blanco)