Los retos a los que los humanos nos enfrentamos son muy grandes.

Pero no debemos dejar que nos abrumen respecto de lo que cada uno de nosotros puede hacer.

Podemos hacer un trabajo necesario e intransferible: construir desde nuestro pensamiento.

Todo pensamiento importa, venimos insistiendo en estas notas.

Nuestra voz puede ser oída para decidir el destino del mundo, nos dice Aïvanhov.

Podemos traer nuestra pequeña contribución de armonía y luz, y entre todos crear un gran sumatorio.

El mundo no está perdido si cada uno contribuimos nuestra parte.

En nuestro templo interior podremos discernir lo falso de lo verdadero.

Y cuando nos entregamos al trabajo uno, ya nunca estamos solos.

Porque es preciso que lo sepáis: cuando un ser ha consagrado realmente su vida a la luz, su trabajo es de una importancia decisiva en los asuntos del mundo. Dondequiera que esté, conocido o desconocido, es un centro, un foco tan poderoso que nada se hace sin él: armoniza las fuerzas del universo con un objetivo luminoso, e incluso participa en las decisiones de lo alto. ….Debéis saber pues, de ahora en adelante, que vuestra voz puede ser oída para decidir el destino del mundo, y que podéis participar en los consejos de lo alto. Así, vuestra vida tomará un nuevo sentido. Comprenderéis mejor cuán importante es empezar a vivir una vida divina que os haga dignos de que se oiga vuestra voz junto a la de las entidades sublimes.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-1986). Los poderes del pensamiento, p.19, Colección Izvor, Ediciones Prosveta . Foto: niñas en la residencia de Anand Bhavan, Howrah, West Bengal, India, abril 2009