«No encontraréis jamás la estabilidad y la seguridad interiores que buscáis, mientras permanezcáis en la región de los sentimientos y las emociones; el plano astral. Porque en esta región, el clima, las condiciones atmosféricas no cesan de cambiar: en determinado momento brilla el sol y sois felices; después llegan las nubes y con ellas la tristeza… En un momento amáis, después se produce un acontecimiento y ya no amáis… En el plano astral no se encuentra más que caprichos e inestabilidad.

Es imposible prescindir del sentimiento, de acuerdo; pero al menos, que vuestro refugio, vuestra morada, no estén ahí. Podéis descender al plano astral para pasear, explorarlo, estudiar las agitaciones y los trastornos que se producen allí, pero no habitéis en él. Situad vuestra morada mucho más alto, Más allá incluso del plano mental, porque el mundo de los pensamientos tampoco es perfectamente seguro. ¡Cuántas veces cambiáis de opinión de acuerdo con lo que creéis que es de vuestro interés! Y ahí también os rompéis la cabeza. Para estar seguros, debéis elevaros hasta el plano causal del que hablaba Jesús en los Evangelios cuando dijo: «Construid vuestra casa sobre la roca.» Esta roca es el símbolo de un estado de conciencia hecho de sabiduría y estabilidad.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: atardecere en Hendaya, Francia, 10 agosto 2017 (cortesía de Enrique Gtasset)