«La imaginación, la mayoría de las veces, sólo sirve a los humanos para satisfacer sus deseos inferiores. Uno desea besar a una mujer, otro culminar ambiciones políticas, un tercero conquistar un mercado eliminando a todos sus competidores… y he aquí que su imaginación se pone en marcha presentándole el éxito que logrará en su empresa. Puede suceder, en efecto, que a fuerza de imaginarlo, terminen teniendo éxito, pero ¿qué ventaja supondrá para su evolución?…

El discípulo aprende a utilizar su imaginación para ennoblecerse, reconstruirse, y hacer un trabajo para el bien del mundo entero. ¿Por qué no imaginar que en toda la tierra los humanos se vuelven buenos, inteligentes, honrados y hermosos, y que por todas partes reina la abundancia y la alegría? Si trabajáis durante años imaginando únicamente lo que es positivo, esto comenzará a realizarse. Y si los seres que trabajan en la misma dirección son cada vez más numerosos, la realización llegará aún más rápidamente.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: vista desde O Couso, Lugo,  18 de mayo 2016 (cortesía de Javier León)