Yogananda nos habla una y otra vez de la búsqueda de Dios para encontrar a Dios.

Nos habla de la cita diaria que puede transformarnos por completo. Nos habla, aparentemente, de otro mundo.

Pero ese mundo está ahí y se hace más y más tangible cuanto más se le frecuenta.

Requiere estar en otra consciencia, en otra longitud de onda.

Requiere afinar mucho nuestro sintonizador y dejar de lado todas las distracciones.

Pero, una vez afinado, ya no hay ruido, hay música celestial.

Desprovista de este contacto, de esta cita, la vida es sólo una sucesión de impresiones, de urgencias.

En nuestro interior hay un reino que espera ser descubierto…

Aquellos que son Sabios jamás pasan por alto su diaria cita con Dios en la meditación. Establecer contacto con Él se convierte en la apasionada meta de su existencia. Todos los que perseveren con tal clase de intensidad entrarán en el reino de Dios en esta vida. Quien mora en ese reino es libre por toda la eternidad.

Paramahansa Yogananda, “El yoga de Jesús”, Self Realization Fellowship 2009, p126. Foto: valle en Bhutan, 14 mayo 2010. Autor: Jorge Tamames

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