Verdaderamente podemos vivir de otro modo.

Bondad, resplandor, sacrificio, dulzura y luz: ¡Qué hermosas palabras! ¡Qué bellos retos!

Podemos encontrar un camino hacia la gloria, aquí en la tierra.

Los hombres que han visto la gloria ya no temen jamás.

Urge quitar la carga superflua: la mochila está llena de piedras, y nos distraemos comprando baratijas en los márgenes del sendero.

Allá adentro, en nuestro interior, está la ley eterna: ¿La reconoceremos? ¿Nos reconoceremos?

Nuestras encarnaciones se pierden en pequeñas cosas: elegimos la mente pequeña.

Cuando elegimos la mente grande la vista, de repente, es ya inmensa.

Allá a lo lejos divisamos un nuevo reino. Shambala, susurra nuestro acompañante….

En el libro de Jeremías Dios dijo «Pondré mi ley dentro suyo y la escribiré en su corazón… Todos me conocerán». Esta ley que Dios puso en el corazón de los hombres, es la ley del amor. Entonces, nadie necesitará ya que vengan a predicarle la religión o la moral: todos sabrán interiormente lo que deben hacer, cómo trabajar, cómo servir, cómo amar.

Mientras los humanos no sepan vivir en el amor, existirán religiones con sus preceptos y sus leyes, pero no bastarán para llevarles hacia Dios. Cuando llegue el amor, los humanos ya no necesitarán ninguna religión, o mejor dicho, en la medida que hayan logrado interiorizarla, la religión se manifestará a través suyo en forma de bondad, resplandor, sacrificio, dulzura y luz. Debido a que el amor abandonó a la humanidad, fue necesario instaurar la religión para suplirlo. Pero cuando vuelva el amor, la religión desaparecerá porque habrá entrado de nuevo en el corazón del hombre.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. Su obra está publicada en España por la Asociación Prosveta Española- www.prosveta.es. Imagen: “Message of Shambala”, pintura de Nicholas Roerich (1946)