El hombre de hoy vive la paradoja de estar muy ocupado pero disponiendo a la vez de mucho tiempo libre.


¿Cuáles son nuestras ocupaciones, conversaciones y actividades en ese tiempo libre?, nos pregunta Aïvanhov.

¿Alimentamos la vida en ese tiempo?

Con frecuencia es un tiempo estéril. Hay un gran ladrón de vida y energía, que es la televisión basura. Pero hay muchos otros ladrones, todos ellos muy activos y aparentemente inocuos.

Las horas de ocio y descanso en vez de recargar hunden, y rara vez alimentan la vida.

Hay un agua viva que quita la sed, se nos dice siempre, pero curiosamente preferimos otras aguas, con burbujas picantes, que nunca quita la sed.

Dentro está nuestro Ser, esperando que le hablemos.

Y más allá del Ser está el Uno, del que es parte, siempre presente.

¿Tenemos tiempo para el Ser y para el Uno?

«La mayoría de los humanos ocupan su tiempo en cosas que no son esenciales. Pasan toda su vida ocupados en tareas que no aportan nada a su alma, ni a su espíritu. Seguramente me diréis, que el alma y el espíritu realmente no pueden participar en las actividades banales de la existencia diaria, ni en las que se deben realizar para ganarse el sustento. En primer lugar, esto no es seguro… y después, ¿qué hace la gente cuando vuelve del trabajo o cuando tienen tiempo libre? ¿Cuáles son sus ocupaciones, sus conversaciones, sus actividades y sus distracciones? Quizás no hagan nada reprobable, pero pierden su tiempo y sus fuerzas en futilidades. El día en que aprendan a construir en sí mismos algo sólido, estable, alrededor de este centro que es su espíritu, todas sus actividades, incluso todas sus distracciones, contribuirán a alimentar la vida en ellos. El espíritu que vive en el hombre no rechaza el hígado, los intestinos o los pies con el pretexto de que no son órganos o miembros tan nobles como él. Todo ocupa su lugar y el espíritu se sirve de ellos, pero permanece en el centro. Y gracias a que permanece en el centro el hombre está vivo.»

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Foto: O Couso (Lugo), 24septiembre 2014 (Laura Fernández Giner)