Se nos dice que es difícil orar cuando la mente está llena de pensamientos mundanos.
Por eso en cada jornada debemos recogernos en los diferentes templos, para realizar nuestra plegaria.
La plegaria es por el despertar de la humanidad: para que los humanos elijamos sabiduría en vez de ignorancia.
En nuestro templo interior podemos siempre tener la vela encendida y encontrar refugio.
Podemos degradarnos más y más, o andar con la espalda recta.
Los mensajeros nos dicen: confiad; buscad; encontrareis vuestra cima.
Cuando conectamos con pensamientos elevados, lo que parecía confuso se aclara, y la palabra felicidad se sustituye por la palabra gozo.
Vemos entonces otro mundo. Algunos ven la gloria.
La cima nos espera.
Imagen: “Nanda Devi”, pintura de Nicholas Roerich (1941)