Ayer hablábamos de la unión, de la integración entre nuestro yo inferior con el superior.

Espíritu y materia deben integrarse mediante esa unión, en vez de permanecer separados uno de otro, como si fuesen incompatibles.

Cuando esa integración se produce, el ser humano está en contacto con la voz del alma y se encuentra sereno, en equilibrio.

La obcecación, el odio, el egocentrismo, la avidez, la distorsión de la realidad, son manifestaciones del hombre que está alejado de ese contacto. Son manifestaciones muy comunes en la tierra. Es el hombre desequilibrado, tan común hoy.

Por eso el pensamiento de hoy llama, antes de emprender algo, a escuchar qué dice nuestra voz interior y sus correspondientes conexiones con los mundos sutiles.

Hay un mundo de luz al que podemos contactar, y que puede protegernos como una capa envolvente del mundo de la oscuridad que se manifiesta cuando aquellos atributos del ego están presentes.

El mundo sutil siempre escucha y da respuestas al limpio de corazón.

Antes de empezar cualquier empresa, intentad elevaros hasta el mundo de la luz y preguntad cómo debéis actuar. La respuesta os puede llegar en forma de un pensamiento, un sentimiento o una figura simbólica. Si esta respuesta es clara, podéis actuar. Si sentís que dudáis, o un temor, una confusión o una contradicción, es que todavía no estáis preparados para esta empresa, o bien que hay obstáculos en vuestro camino. Entonces, esperad hasta mañana, dejad de pensar en la pregunta y no actuéis hasta que el camino sea libre y esté claro.

Vuestro corazón y vuestro intelecto son pantallas donde las entidades del mundo invisible proyectan su respuesta. Así pues, antes de tomar una decisión, observad vuestras pantallas y si las imágenes que os emiten son oscuras, absteneros de actuar. Los espíritus de la sabiduría no cesan de trabajar en todas partes del mundo; entonces, en vez de querer realizar a toda costa vuestros propios proyectos, preguntadles si el mundo divino, que sabe exactamente lo que necesitáis, no tiene otros mejores con respecto a vosotros.

Omraam Mikhäel Aïvanhov,  Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: escena de «El árbol de la vida», de Terrence Malick