«Un espiritualista puede maravillarse y utilizar todas las realizaciones que le presenta el mundo material, pero nunca olvida que lo esencial se halla en sí mismo y que el mundo exterior debe ser puesto al servicio de su mundo interior.
La luz se halla en nosotros, la verdad se halla en nosotros, la paz se halla en nosotros, el Reino de Dios se halla en nosotros, y es ahí donde debemos buscarlos. Todos los objetos que se encuentran en el exterior de nosotros son como una corteza de la realidad, la sombra de la realidad. En determinadas condiciones pueden ser útiles y eficaces, pero no son absolutamente reales, pueden esfumarse, pueden desaparecer, son imágenes. Y aquél que se aferra a ellos no encuentra el espíritu sino la materia, no encuentra la verdad sino ilusiones.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: atardecer en Madrid el 20 octubre de 2015 (Francisco Lobato)