Para ello es bueno estar en silencio, trabajar con la mente, abarcando a la Humanidad con el pensamiento.
Y trascendiendo lo pequeño, lo que lleva a la desunión.
La vida es muy breve, y nuestras semillas sólo germinarán si las regamos con agua pura.
Es una pena echarlas a perder, pues tendremos que volverlas a plantar una y otra vez, hasta que germinen. Es la rueda de la vida.
El amor, el conocimiento, son prácticas nobles.
Nuestra semilla puede ser un árbol.
Cazador, firme es tu espíritu.
Se nítido en tus creencias y vencerás a la oscuridad.
Discípulos, diseminad amor y conocimiento.
Una sonrisa alberga poder.
Las Hojas del Jardín de Morya I, La Llamada, sutra 50, 1924, Agni Yoga Society, Nueva York. Ilustración “Mañana en los Himalayas” (1937), de Nicholas Roerich