Aïvanhov nos pide que ampliemos nuestro círculo extendiendo nuestro amor a toda la humanidad y al universo entero.

Las personas que lo amplían caminan por el mundo con gran confianza y sin temor, portan un escudo que les rodea y protege.

La mayoría de la humanidad vive sin embargo todavía centrada en su pequeño círculo, ajena al conocimiento oculto de que trascenderlo puede ser revolucionario.

Se nos recuerda una y otra vez: podemos alimentar estados sublimes del alma, aquí en la densa tierra.

Y los intercambios elevados contribuyen a ello. La acción, más que la palabra, es liberadora.

Es humano tropezar, pero hay que mirar arriba, y siempre habrá brazos dispuesto sa ayudarnos en nuestra búsqueda.

Hay otro camino por el que transitar.

Cuando se desea fundar una familia, se deben realizar esfuerzos para salir de sí mismo, para abrirse a otro, marido o mujer, y más tarde a los hijos. Sólo que, el error de los humanos, es no haber comprendido que debían todavía ampliar más este círculo de la familia, extender su amor a otras criaturas, a todo el universo. Por esto todavía no son felices, incluso con su familia y sus amigos.

La felicidad consiste en no detenerse en un ser, o dos, o diez, o cien… sino amar al infinito. Seguid pues amando a aquellos que ya amáis, pero ampliad más el círculo de vuestro amor para realizar intercambios con todas las criaturas superiores: los ángeles, los arcángeles, las jerarquías celestiales, el Señor… Entonces, vuestra familia y vuestros amigos se sentirán enriquecidos, reforzados, embellecidos, purificados a causa de todos estos estados sublimes que alimentáis en vuestro corazón y en vuestra alma.

Omraam Mikhäel Aïvanhov (!900-86). Pensamientos cotidianos. www.prosveta.es. Foto: mujeres conversando en un motocarro, Ahmedabad, India, mayo 2009