La vida es efectivamente una corriente que nos lleva a gran velocidad, nos dice el pensamiento de hoy.
En mayor o menor medida, todos añoramos el sosiego, la calma, la paz.
Nos sentimos arrastrados por un torbellino, sin capacidad de salir.
En nuestra ignorancia, con frecuencia buscamos esa paz por los caminos más difíciles, y nos perdemos en el trayecto, añadiendo carga a nuestra carga, alimentando nosotros mismos ese torbellino con nuestro pensamiento, palabra y acción.
Vienen ahora para muchos de nosotros días de descanso, que pueden ser de introspección, en los que podemos intentar encontrar esa Unión de la que hoy se nos habla.
“Habla menos, habla dulcemente”, se nos dice en el Gita: quizás estas semanas podemos sustituir tantas palabras y buscar dentro, para intentar encontrar, cada cual a su manera, esa Unión.
Desde esa Unión la paz será nuestro estado habitual y podremos finalmente despertar.
Y en ese despertar, algún día, nos encontraremos todos.
La vida diaria es como una corriente que os lleva y no siempre os da tiempo ni posibilidad de reflexionar para ver hacia donde os arrastra; por esto os dejáis invadir constantemente por todo tipo de compromisos y actividades. De momento, os parecen útiles, razonables, pero algún tiempo después os dais cuenta de que habéis perdido mucho tiempo y energía para obtener tan escasos resultados. Esto no quiere decir que no debáis interesaros en nada, aparte de la vida espiritual. En realidad, cualquier actividad puede ser beneficiosa, pero con la condición de estar bien aferrado a un alto ideal, a una filosofía divina. Si os colgáis de una cuerda sólida y bien sujeta, podéis balancearos en todas las direcciones. Pero si el nudo no es sólido, o la cuerda está gastada, os caeréis y os romperéis la espalda. Así pues, siempre debemos recordar la importancia de la unión, de la unión con el Cielo; mientras conservéis esta unión, cada una de vuestras actividades os aportará algo bueno.
Omraam Mikhäel Aïvanhov, Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: fiesta de fin de curso de Anand Bhavan (la Casa de la Alegría), Howrah, Calcuta, 24 abril 2010