Ante nosotros hay muchos caminos.

Unos llevan a las alturas, otros en cambio a los valles húmedos y oscuros.

El camino de las alturas es el del amor y la sabiduría.


En ese camino también hay tropiezos, pero después de un paso atrás vienen dos al frente.

Es buena pregunta antes de iniciar cualquier actividad: ¿Me hará más sabio, me hará más amoroso?

Todo lo demás es en realidad secundario.

«La verdadera evolución es una ascensión continua. Pero durante esta ascensión cada uno pasará inexorablemente por altos y bajos, subidas y bajadas; debemos saberlo para no desanimarnos y perseverar. Un día, habrán más subidas que bajadas, y Dios, como un padre benevolente, perdona a sus hijos que reconocen sus errores y deciden corregirlos.

Es imposible elevarse sin ningún desfallecimiento. Lo esencial es haber emprendido el camino de las alturas, el del amor y de la sabiduría que conducen a la verdad. Si mientras estáis en este camino debéis retroceder, no es grave. Lo esencial es que mantengáis la misma orientación, que conservéis presente en vosotros el mismo objetivo, el mismo ideal, que siempre tengáis la mirada fija en la cima a alcanzar.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: costa alicantina, junio 2013 (Jaime Blanco)