Existe una habitación secreta que es como un refugio, en la que siempre hay paz y silencio.
Esa habitación es la antesala a las regiones del alma, a nuestro cielo, a nuestra conciencia divina.
En ese lugar recibimos un baño de luz y nuestra energía se multiplica.
Desde ese lugar podemos abarcar el pasado, el presente y el futuro unidos por un hilo de comprensión y de respeto.
Podemos viajar por el espacio, como si estuviésemos en nuestro cuerpo de gloria.
Nos sentimos uno con la Unidad.
Cuando entramos en la habitación se nos pide que dejemos las impurezas y los ruidos fuera, y que con la mayor humildad hagamos silencio.
Dondequiera que estemos podremos entrar en esa habitación, que es nuestro altar, nuestro refugio.
Cuando entramos, siempre hay una mirada amorosa que nos recibe.
Cuando salimos, quizás, ya vemos con otros ojos.
«Cuando rezas, decía Jesús, entra en tu habitación, cierra la puerta y reza a tu Padre que está allí en el lugar secreto.» ¿Cómo hay que interpretar esta habitación secreta? Evidentemente no es un lugar físico con cuatro paredes, sino un estado de conciencia. Cuando lográis crear en vuestro interior el silencio y la paz, cuando sentís la necesidad de expresar vuestro amor por el Señor, entonces ya os encontráis en esta habitación secreta. Por un instante, por lo menos, habéis podido alcanzar esas regiones del alma y del espíritu que lleváis en vosotros desde siempre.
¿Por qué la mayoría de los humanos tienen tanta dificultad en acceder a esta habitación secreta? Porque de la misma manera que ignoran lo que sucede en su subconsciente, también ignoran lo que pasa arriba en el cielo, en su cielo, en su espíritu, en su conciencia divina. Que busquen pues en esta dirección y hallarán la habitación secreta, este estado de gran concentración, de paz, de silencio, dónde todo el resto se apaga, dónde no existe nada más que vuestra oración, vuestra palabra interior que recorre el espacio.
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86) , Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: escena en Pilkhana, India, 6 febrero 2012, foto de Olga María Diego<http://www.OMDphotography.com