El silencio interior está de continuo alterado por pensamientos y sentimientos oscuros y pesarosos.

Cuando un pensamiento oscuro llega tenemos la posibilidad de situarnos como observador, impidiendo que ese pensamiento entre en nosotros.


Permanece ahí, no se va, pero está a cierta distancia, y al no abrirle la puerta evitaremos que “el pensamiento nos piense”.

El trabajo es construir en paralelo pensamientos y sentimientos armoniosos, puros y elevados.

Ocurre entonces algo mágico: un manto protector nos envuelve y podemos observar desde un estado de equilibrio, ecuanimidad y calma, idóneo para resolver lo que necesite resolverse.

Observamos en silencio interior los pensamientos oscuros; les cerramos la puerta; construimos en silencio interior los pensamientos luminosos…

A partir de ahí, una alquimia sanadora se pondrá en movimiento.

«Aunque estéis sometidos a las trepidaciones d ela vida cotidiana, debéis comprender la necesidad de preservar el silencio dentro de vosotros.  Lo preservaréis si os habitúais a estudiar los pensamientos y los sentimientos que pasan a través vuestro. Varias veces al día, pensad en deteneros un momento para analizar lo que pasa en vosotros, y tan pronto como notéis el menor trastorno, la menor disonancia, esforzaos en remediarlo.  Si no, cuando queráis meditar y hacer un verdadero trabajo espiritual, no lo conseguiréis, y siempre habrá algunos chirridos, algunos alborotos que os lo impedirán, y, poco a poco, ante las dificultades que encontréis, acabaréis abandonando esta práctica tan saludable de la meditación.

El silencio interior ¡es un estado tan difícil de alcanzar! Toda la jornada debéis pensar en prepararle las condiciones. La primera condición es alimentar solamente pensamientos y sentimientos armoniosos. En cuanto sintáis que os volvéis impacientes, irritables, es inútil que tratéis de encontrar excusas o explicaciones en otra parte, habéis dejado infiltrar la desarmonía dentro de vosotros. Así que, ¡reaccionad!”

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen, cielo en Madrid, 21 de enero 2014 (David Seaton)