Las motas de polvo arruinan a vida de la humanidad.

Reaccionamos mal ante los inevitables contratiempos, que son permanentes y parte consustancial de la vida.

La actitud lo cambia todo y como se nos dice hoy, si aprendemos a soplar las motas de polvo, nuestros engranajes dejarán de estar atascados.

Cada día es una hermosa oportunidad para vivir con el ánimo y la disposición adecuados.

Para decirnos: “voy a por ello, intentando que mi pensamiento, palabra y acción sean impecables”.

Eliminando así la irritación, estando por encima del polvo.

¡Es otra vida!

Cuando se introducen algunas motas de polvo en un aparato, éste deja de funcionar. El aparato está intacto, todas las piezas están ahí, sí, pero una nimiedad ha bastado para impedir su funcionamiento. Y vosotros, tenéis vuestra cabeza, vuestros brazos, vuestras piernas y todos vuestros órganos, nada os falta; pero vuestro vecino no os ha saludado al pasar, no habéis recibido una respuesta que esperabais, un amigo os ha ofendido, habéis tenido que esperar más tiempo de lo previsto en el dentista o en la peluquería (¡la lista de todos estos pequeños inconvenientes de la vida diaria es interminable!)… y estáis de mal humor durante todo el día. Estos no son más que algunas motas de polvo, pero son capaces de paralizar y hacer chirriar las ruedas de vuestros centros psíquicos.

Así pues, reflexionad: ¿acaso vale la pena estropear todo un día por tan poca cosa? Aprended a soplar sobre todas estas motas de polvo y ¡os sentiréis mucho más ligeros y en paz

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. www.prosveta.es.

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