Muchas veces en estas notas hemos hablado de la ley del karma o de la causa y efecto.
Todo lo que pensamos y lo que hacemos tiene consecuencias.
Podemos atraer las condiciones más deplorables o las más elevadas.
Se nos dice: poned en primer lugar el espíritu, la luz, la fuerza.
Sus manifestaciones son la pureza, la verdad, la honestidad, la lealtad.
La lealtad con el alma no admite atajos y desenmascara todas las trampas del ego.
Cuando el ego se impone, el alma se retira y desaparece la chispa, la vida en mayúsculas.
Cada uno de nosotros hemos sido víctima del ego muchas, incontables, veces: víctimas de nosotros mismos.
La profunda mirada de Mahavatar Babaji nos dice: la cumbre te espera si sales del fango. Medita y encuentra tu alma.
¡Cuánta gente se queja de las malas condiciones en las que se ven obligadas a vivir! Se sienten víctimas del destino, de la sociedad, de su jefe, incluso de su familia… No, es necesario que sepan que son primero victimas de sí mismos: a causa de los pensamientos y los sentimientos que tuvieron en sus encarnaciones anteriores, de los actos que cometieron, son ellos quienes, consciente o inconscientemente, crearon sus condiciones actuales de existencia. Que cambien de conducta, de estado de ánimo, y las condiciones cambiarán en su próxima existencia, e incluso también, ya en su existencia actual.
En efecto, conforme actuéis, las condiciones pueden ya cambiar desde ahora. Mientras penséis que los factores externos, materiales, son determinantes, mientras no hagáis nada para mejorar algo en vosotros, continuaréis atrayendo las mismas condiciones deplorables. Pero si ponéis en primer lugar el espíritu, la luz, la fuerza, las condiciones terminarán modelándose de acuerdo con estos principios divinos. Puesto que lo que está abajo es cómo lo que está arriba, con el tiempo lo que está arriba terminará realizándose también abajo.
Omraam Mikhäel Aïvanhov, Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: representación de Babaji. Yogananda afirmaba que los dos seres más elevados, evolucionados o iluminados que ha habido son Jesucristo en Occidente y Babaji en Oriente.