Hablamos con frecuencia en estas notas del empleo del espíritu de la buena voluntad, tan central en las enseñanzas del Maestro Tibetano.

Se nos presenta ese espíritu como la antesala para el establecimiento de correctas relaciones humanas.

El camino por recorrer es todavía inmenso En la resolución de conflictos seguimos recurriendo a las armas y a la coerción. Los juzgados del mundo están saturados de demandas y querellas, muchas justas, pero millones de ellas basadas en la ofuscación y en el odio.

 

El espíritu de buena voluntad debe ir acompañado de la voluntad al bien, para construir lo que es correcto y justo.

 

Cada cual en nuestro propio gobierno interior y en el ámbito de la familia y el trabajo puede practicar la potentísima energía de la buena voluntad.

La buena voluntad no es incompatible con el mayor rigor intelectual y profesional. Al contrario, eleva el nivel de responsabilidad de lo que uno piensa y hace.

La práctica de la buena voluntad requiere abrir tiempos y espacios, y escuchar desde un plano superior. En el acelerado mundo de hoy no es fácil encontrar esos tiempos y espacios, pero tampoco es imposible.

En la práctica de la buena voluntad tenemos una gran herramienta para la sanación y el progreso del mundo.

Que cada uno desempeñemos nuestra parte.

«La belleza de la actual situación estriba en que aún en la comunidad más pequeña se les ofrece a sus habitantes una expresión práctica de lo que se necesita mundialmente; las diferencias existentes entre iglesias, familias, iglesias municipalidades, ciudades, naciones, razas y realidades internacionales claman por el mismo objetivo y por el mismo proceso de reajuste: el establecimiento de correctas relaciones humanas. La técnica para obtenerlo es siempre y en todas partes el mismo: el empleo del espíritu de buena voluntad”.

Del libro compilatorio de las enseñanzas de Djwahl Khul “Sirviendo a la humanidad”, Alice A. Bailey, página 86 de la edición en español de Editorial Nous.  El texto fue publicado en “Los problemas de la humanidad” (1947). Imagen: niños en el colegio en Quang Tri, Vietnam, 1 octubre 2014 (Jesús Vázquez)