«Lo que es más descorazonador con los humanos, es que ellos aceptan la idea de llevar una vida limitada. Ser débil, estar enfermo, sentirse desgraciado, para ellos es normal, no imaginan que la vida pueda ser diferente. Por supuesto, nadie puede escapar totalmente a ciertas limitaciones que nos impone la naturaleza, pero podemos reducirlas, no estamos obligados a ser siempre prisioneros o víctimas. No solamente es posible prolongar los buenos estados, las buenas condiciones, sino que también es posible retrasar la aparición de estados negativos; para ello sólo basta creer que es posible.

Desgraciadamente, cuando se observa a los humanos, se ve que se comportan como si estuvieran hipnotizados, como si se hubiera trazado una línea ante ellos diciéndoles: «¡No iréis más lejos!» y se lo creen, aceptan esta limitación como una fatalidad. Pues no, no es una fatalidad. Pero ellos no se conocen, no tienen conciencia de todos los recursos, de todos los poderes que el Creador ha puesto en ellos, y permanecen ahí chapoteando. Entonces, a partir de ahora, esforzaros en rechazar vuestros límites, y sentiréis, percibiréis que podéis hacer mucho más de lo que os imagináis.»

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86), Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen:  cielo en Cuenca , Ecuador, 26 octubre 2015  (Marthita Merchán)