El hombre puede estar en conexión con su yo superior o por completo ajeno a él, viviendo solo desde la esfera de su personalidad o ego.

Cuando se contacta el yo superior se establece la conexión con la dimensión divina e inmortal de nuestra naturaleza, hecha “a imagen y semejanza”.

Desde la personalidad sólo abarcamos la parte humana, mortal y limitada.

Muchas veces a lo largo de los años hemos escuchado la llamada a ser puros de corazón. Esta mañana, una vez más.

Desde la esencia que es el ser superior esa pureza es un objetivo alcanzable y con ello la justicia, la misericordia, el amor, y la rectitud. Desde el ego, ávido de experiencias e intereses propios, no es posible llegar.

Volvemos a la esencia una y otra vez. Ante nosotros se abren dos caminos: permanecer donde estamos, donde hay muchas ciénagas, o volver por el camino de regreso al encuentro de aquella divinidad perdida, donde el agua pura del manantial brota sin parar.

La vida desde el ego, nos dice el Dalai Lama, es como lamer la miel depositada en una cuchilla: la miel es dulce, pero la cuchilla nos lacerará.

Elihú reunió de nuevo a sus discípulos en la gruta sagrada y dijo:

Ningún hombre vive para sí mismo, pues todas las cosas vivientes están unidas con fuertes lazos a todas las otras cosas vivientes.

Bienaventurados son los puros de corazón, pues ellos amarán y no pedirán amor a cambio. No harán a otros lo que ellos no desearían que otros les hicieren.

Existen dos seres: el superior y el inferior. El ser superior es el espíritu humano revestido del alma, hecho a imagen de Dios. El ser inferior, o carnal, el cuerpo hecho de deseos, es un reflejo del ser superior, pervertido por los éteres sombríos de la carne. El ser inferior es una ilusión y pasará; el ser superior es Dios dentro del hombre y no pasará.

El ser superior es la encarnación de la verdad; el ser inferior es lo opuesto a la verdad y con él aparece la mentira. El ser superior es justicia, misericordia, amor y rectitud; el ser inferior es lo que no pertenece al ser superior.

El Evangelio Acuario de Jesús el Cristo, Capítulo 8, Levi, 1907 Eva S. Dowling, Edición en España Ediciones Abraxas. Foto: Rinki, una de las 30 niñas de la residencia de Annad Bhavan, en noviembre de 2008. Howrah, West Bengal, India.