El pensamiento de hoy de Aïvanhov nos recuerda la importancia de parar para buscar el centro.

Esa pausa a la que se refiere es fundamental, y como muy bien nos dice ya lo sabemos, pero nos olvidamos.

Creemos estar en contacto con nuestro Yo, pero el ego vuelve permanentemente por los caminos más insospechados.

Creemos estar en nuestro centro, pero aunque lo hayamos estado en el pasado poco a poco nos hemos ido separando, casi sin darnos cuenta…

Esa pausa es necesaria para reparar en lo que sobra, lo que es superfluo, y recuperar lo esencial soltando lo superfluo.

Es preciso que  esta pausa sea parte de nuestra disciplina diaria.

Caer en la ilusión, en el espejismo, en el maya, es sumamente fácil. Recaer es lo natural en este mundo-torbellino. Nadie está a salvo de esta recaída.

Por eso la pausa para conquistar y reconquistar el otro mundo.

Periódicamente es conveniente hacer una pausa y revisar nuestra vida. ¿Por qué? Porque demasiado a menudo, día tras día, la existencia que vivimos se densifica y se oscurece a causa de toda clase de preocupaciones y de actividades que se acumulan sin aportar nada desde el punto de vista espiritual. Influenciados por la atmósfera del ambiente, olvidamos que debemos permanecer muy poco tiempo en la tierra y que deberemos dejar aquí nuestras adquisiciones materiales, nuestros títulos, nuestra posición social.

Diréis que todo el mundo sabe esto. Sí, todo el mundo lo sabe, pero la mayoría lo olvida. E incluso el discípulo de una Escuela iniciática, a menudo, se ve influenciado: se vuelve menos vigilante, se deja ofuscar por el espectáculo de las riquezas, del éxito que ve a su alrededor. Por esto es indispensable que, de vez en cuando, haga una pausa para mirar hacia atrás, analizar la dirección que está tomando, las actividades en las que está comprometido, y hacer cada vez una elección para sólo conservar lo esencial.

Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. www.prosveta.es.. Imagen: Pintura de Nicholas Roerich: “Mount of five treasures” 1936