Hace un tiempo compartimos esta pieza

de Battiato, “La sombra de la luz”.

Ayer nos evocaba a personas muy queridas, que están en otros planos, probablemente trabajando intensamente.

Nos evocaba lo sagrado de la vida, lo solemne de la existencia.

El milagro de coincidir los unos con los otros en este breve lapso vital.

Nos evocaba el dolor de cómo nos hacemos daño los unos a los otros, en vez de tendernos la mano.

“Devuélveme a las zonas más altas, a uno de los reinos de calma. Es tiempo de escapar, de escapar de este ciclo de vida”.

Tender la mano, tender la mano, Jesús lo predicó hasta la extenuación hace 2.000 años…

Es tiempo de empezar a honrarle.

La versión en español es igualmente bella:

http://www.youtube.com/watch?v=kW1qN7UXe-Y