Tenemos el guía interior y el guía exterior.
Nos hablan aquí y allá. Nos envían sus manifestaciones.
Pero tantas veces preferimos la ignorancia.
Los guías hablan claro. Cuando se les escucha, aparece un gozo desconocido, duradero.
Siempre están ahí, a nuestro lado.
Cerrando los ojos, aparece una Presencia.
Hijos Míos, la enseñanza de la vida
bajo mi Guía es el sendero más recto
hacia la comprensión del Cosmos.
Debéis reconocer el obstáculo de la ignorancia.
El médico sólo puede curar cuando comprende los síntomas de la enfermedad.
Aquellos con vastas posesiones están con frecuencia ciegos ante los fenómenos del mundo.
El preocupado rara vez percibe el futuro.
Las Hojas del Jardin de Morya I, La Llamada, sutra 119. 1924, Agni Yoga Society, Nueva York. Foto: niña en Mount Abu, Rajastán, India, mayo 2009