El Mensajero ha llegado y nos ha dado todas las claves.

Nos ha dicho que sobran los cerrojos.

Nos ha dicho: la respuesta está dentro.

Nos sigue diciendo: confiad pero vivid la verdad.

Hay tiempos de tormenta y de calma.

Cuando la verdad empieza a vivirse, el Mensajero está siempre a tu lado.

Te acompaña, te conforta, te protege.

No hay razón para temer.

Creador, que mi espíritu se revivifique cuando ceda la tormenta.
El trueno llena el silencio de la noche y el relámpago cruza mi ventana
¿Será posible que aun durante una noche así venga el Mensajero?
Pero sé que mi pregunta es quizá inapropiada.
El Mensajero viene.
Mi Señor, mi mente está embotada por el sueño y mis ojos no penetran la oscuridad.
Pondré un martillo en mi puerta.
Que el Mensajero rompa el cerrojo.
¿Para qué necesitaré un cerrojo tras la llegada del Mensajero?

Las hojas del jardín de Morya, sutra 295, 1924 Agni Yoga Society, Nueva York. Foto: fiesta de fin de curso de la residencia de Anand Bhavan, Howrah, West Bengal, finales de abril de 2010