Ayer en la meditación grupal visualizamos el trabajo a hacer en este tiempo.

El primer trabajo es alinearnos con nuestra alma, con nuestro Ser, para que sea el alma la que dirija el vehículo terreno.

El segundo, desde esa alineación, es elevarnos a las regiones más sutiles para contactar con las energías del amor, la compasión, la buena voluntad y la voluntad al bien.

En esas regiones podremos comprender cuáles son los atributos divinos que se nos pide activemos en nosotros para distribuir en la tierra.

Desde esas regiones hemos de volver a la tierra para ser aguadores, para llevar y repartir allá donde vayamos esas energías poderosas y transformadoras.

Eso se nos pide ahora, esa es nuestra misión, en cada acto grande y pequeño, y también en cada pensamiento.

Que así sea y que cada uno desempeñemos nuestra parte.

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Imagen de la serie “Cielo y el Teide”, noviembre 2012: autora: Tata Abaitua)