El entusiasmo por intentar mejorar las cosas, por estar en armonía con nuestro entorno, por intentar construir. Por construir.
El entusiasmo es como una dinamo que se autoalimenta. Es un estado interior que poco tiene que ver con causas externas, sino más bien con un compromiso callado que surge del interior.
Hoy nos hablan de una fuerza inconmensurable, que nos trae a la mente aquella bonita frase de “se osado, y fuerzas poderosas vendrán en tu ayuda”.
Esas fuerzas siempre están dispuestas para el que llama, para el que lo intenta.
Es tiempo de sacudirse el polvo, de quitar telarañas (sobre todo las del corazón), de encender el entusiasmo. Nunca es tarde para ello.
El color de la vida, en esplendor, en vez del polvo oscuro.
“Entusiasmo viene del griego y significa tener a Zeus, a Dios dentro. Así me siento. Estoy entusiasmado con lo que hago, con el reto de hacer realidad otra tierra. Una vez que asumes tus compromisos personales, sientes gran ayuda. Trato de no separar trabajo de vida privada. Soy el mismo en casa, en la calle, en el trabajo… Evidentemente con mis aciertos y errores. Eso te confiere una fuerza interna inconmensurable.»
Joan Antoni Melé, entrevista con Fundación Ananta, junio 2009. Foto: el jardín vertical de Caixa Forum en Madrid, 27 octubre 2009