Amar lo grande, lo noble, lo justo, lo hermoso, es la invitación que hoy recibimos.
Abarcar con nuestra mente las posibilidades más hermosas, el destino más elevado.
Es la visión de las montañas nevadas y limpias contra el cielo azul sin límites que nos trajo pacientemente Roerich de sus peregrinaciones por los Himalayas.
Ese amar al que se refiere Aïvanhov, cuando se convierte en gerundio, abre ya la puerta a todo, aunque no seamos conscientes de ello.
El futuro ya entonces se dibuja solo, en forma de paz, de libertad, de luz interiores.
Lo grande, lo noble, lo justo, lo hermoso: son conceptos que con frecuencia parece ausentes en la sociedad.
Pero el que los elige como guías accede a los grandes secretos, construye sin saber que construye.
Cada uno siente curiosidad por conocer su futuro, es normal, pero ¿es necesario para ello ir a consultar a clarividentes? Yo os diré que no, porque es muy fácil adivinar nuestro futuro. Si amáis todo lo que es grande, noble, justo y hermoso, y si trabajáis con todo vuestro corazón, con todo vuestro pensamiento y con toda vuestra voluntad para alcanzarlo y realizarlo, vuestro futuro ya está trazado: un día viviréis en unas condiciones que correspondan a vuestro ideal: la paz, la libertad, la luz. He aquí lo esencial que hay que conocer sobre vuestro futuro.
Evidentemente, quizás no sepáis cual será vuestra profesión, qué encuentros haréis, vuestras ganancias o pérdidas de dinero, las enfermedades, los accidentes, los éxitos… Pero todo esto no tiene mucha importancia porque es pasajero y puede seros dado y arrebatado. Cuando abandonéis la tierra, sólo os quedará verdaderamente lo que corresponde a las aspiraciones de vuestra alma y de vuestro espíritu.
Omraam Mikhäel Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos. www.prosveta.es.. Imagen: Pintura de Nicholas Roerich: “Tibet. Himalayas”1933