El pensamiento de hoy nos recuerda quiénes somos y de dónde venimos.

Peregrinamos en la materia, una y otra vez, y esa chispa salida del seno del Eterno puede estar activada o silente.

Durante mucho tiempo la chispa está apagada. Nos llegan recuerdos lejanos, que enseguida acallamos. El mundo nos absorbe. Somos materia.

Un día nos reencontramos con los elementos de la vida divina. Nos damos cuenta de que hay algo más allá de la materia.

Entonces descubrimos el pan vivo, el agua viva, el alimento espiritual.

Nos llega desde muchas fuentes, nos alimenta sin necesidad de saciarnos, y dentro sentimos una gran plenitud.

Nos da el regalo de la Vida, esta vez en mayúscula.

Poco a poco, los otros alimentos pierden su sabor.

Cuando nos ha alimentado ese pan ya no se quiere probar otro, pues es el pan vivo descendido del Cielo.

No olvidéis jamás que estáis habitados por un espíritu, una chispa salida del seno del Eterno, del Fuego primordial, para encarnarse en la materia. Esta chispa lleva consigo todos los proyectos divinos, y sus peregrinaciones a través de la materia no tienen otro objetivo que el de realizar estos proyectos. Pero para subsistir necesita alimento.

Uno de los símbolos de la alimentación, tanto del alimento físico cómo del alimento espiritual, es el pan. Jesús decía: «Yo soy el pan vivo… » «Yo soy el pan bajado del Cielo ».Y durante la última Cena, bendijo el pan para darlo a sus discípulos diciendo: « Comed, éste es mi cuerpo. » El pan representa pues los elementos de la vida divina. Al venir a la tierra, ya estamos en posesión de algunos de estos elementos. Aquellos que los han malgastado en sus encarnaciones anteriores por no haber vivido razonablemente, deben esforzarse en reencontrarlos, si no continuarán su viaje en medio de grandes dificultades. En una Escuela iniciática, no hacemos más que llenar nuestros sacos y nuestros graneros interiores, es decir nuestro intelecto, nuestro corazón, nuestra alma y nuestro espíritu, con este pan vivo descendido del Cielo.

Omraam Mikhäel Aïvanhov,  Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. : Óleo de Dora Gil: “Como una flor” http://www.doragil.com