El pensamiento de hoy nos lleva a los mensajes del alma.
El alma nos habla de muchas formas. Una de estas formas es lo que llamamos la voz de la conciencia.
Con frecuencia para el ser humano la voz de la conciencia es un estorbo del que hay que prescindir.
La vida se convierte entonces en una lucha contra natura, contra lo que somos.
El coste es brutal, a nivel personal y colectivo.
El alma nos habla quedamente, insistimos en estas notas, y hay que vivir atento a su susurro.
El buzón interior requiere un habitáculo limpio y dispuesto, para que la luz del alma llegue y nos habite.
Durante el día y durante la noche el alma nos habla, como pidiendo manifestarse a través nuestro.
Pero el alma calla si miramos a otro lado.
«Cada mañana, al despertar, pensad en mirar en vuestro buzón interior para descubrir los mensajes que han sido depositados en él durante vuestro sueño. Durante el sueño, en efecto, el alma se desprende del cuerpo; se va al mundo invisible en donde ve y aprende muchas cosas. Cuando vuelve, este saber se imprime en el cerebro del durmiente quien, al despertar, conserva el recuerdo de haber hecho ciertas experiencias, haber recibido ciertas advertencias o consejos indicándole la conducta a seguir durante esta nueva jornada, e incluso más allá.
Algunos de vosotros quizá digan: «Pero ¿por qué no me sucede esto a mí? Yo no me acuerdo de nada.» Es porque vuestro cerebro todavía no está suficientemente organizado para poder recibir las improntas, las imágenes, las revelaciones que trae el alma de sus viajes por el mundo invisible. Debéis prepararlo para ello con una vida armoniosa. De esta manera, poco a poco, llegaréis a conocer las experiencias que vuestra alma habrá hecho durante el sueño.»
Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta. Imagen: Foto de Maria José Mas, vista desde Ujué, Navarra, 20 octubre 2013