Cuando miramos alrededor observamos que los seres humanos perdemos la vida en querellas, malentendidos, encontronazos, luchas, también guerras.

Dedicamos nuestras vidas a buscar éxito, dinero, placeres sin haber comprendido previamente cuál es nuestra verdadera naturaleza. Es por ello una búsqueda en gran parte fútil.

Nos olvidamos de la vida cósmica, inmensa, llena de posibilidades, que se nos sugiere cuando vemos una noche estrellada o cuando estamos en medio de la naturaleza.

La vida cósmica sigue ahí: es la de la mente grande, la del gran ideal, la del amor con mayúsculas.

En la vida cósmica no cabe la mente pequeña, las pequeñas querellas, la palabrería, el rumor, pues es un lugar en que el hombre ya no es un lobo para el otro hombre.

La vida cósmica es también la justicia en la tierra, el avance humano en medio de las dificultades: la abolición de la esclavitud, de la pena de muerte, la lenta y laboriosa construcción del estado de derecho son algunas de sus manifestaciones.

La vida cósmica, además, tiene una poesía indescriptible. Se manifiesta en lo grande, también en lo pequeño.

La mano amorosa alberga al pájaro que nos deleita con su canto.

El pájaro, la mano, son manifestaciones de la verdadera vida.

No esperéis que la vida os abandone para comprender lo que habéis perdido mientras corríais en busca de dinero, éxito, placeres y poder. Pedid al Cielo una sola cosa; que os dé la vida, no tanto una larga vida, sino solamente esta sensación de pertenecer a la vida cósmica, a la vida del universo, de las estrellas.

Aunque se halle también fuera de nosotros, la vida, la vida divina está en nosotros. E incluso, aunque sean poco numerosos, existen en la tierra unos seres que han comprendido la importancia y la belleza de esta vida. ¿Por qué no decidirse a participar en su trabajo? A aquél que busca la vida verdadera, Dios indica dónde se encuentran los seres que la han hallado, con el fin de que puedan ayudarle y llevarle con ellos; y entonces, incluso en medio de las mayores dificultades, jamás se sentirá realmente aislado.

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86) , Pensamientos cotidianos, Editorial Prosveta.  Imagen: gorrión en el sur de Mongolia, 29 junio 2007