Yogananda nos recuerda con frecuencia que los seres humanos podemos elegir expresar pureza, amor y belleza.

Simbólicamente, al levantarnos cada mañana, el agua que nos lava por fuera puede servir para lavarnos por dentro.

Empezar el día puros de intención, limpios de mente, reparados: es una posibilidad cada vez, y también un milagro.

Nacer de nuevo a las infinitas posibilidades que da vivir conectado con lo superior, con lo sutil.

Desde su tradición hinduista, Yogananda y su linaje de maestros interpretan como nadie las enseñanzas de Jesús.

Nos dice, por propia experiencia, que el que está limpio por dentro verá al Señor por todas partes, en cada arbusto, en cada brizna de hierba.

Verá la gloria permanentemente a su alrededor, y vivirá en la gracia.

Son las dos opciones que tenemos: vivir en la gracia, o permanecer en el frenesí del ruido, tirándonos piedras unos a otros y también a nosotros mismos.

Hay un lugar donde siempre brilla la luz, y la puerta no está lejos.

Los que viven en la gracia siempre están en agradecimiento.

“La virtud y la pureza no se originan en la debilidad; por el contrario, ellas son poderosas cualidades que combaten las fuerzas del mal. Tu dispones la capacidad de decidir cuánta pureza, amor, belleza y gozo espiritual expresarás, no sólo a través de tus acciones, sino también mediante tus pensamientos, sentimientos y deseos. (…) Mantén la mente pura y tendrás al Señor siempre contigo. Oirás que Él te habla en el lenguaje de tu corazón; le atisbarás en cada flor y en cada arbusto, en cada brizna de hierba y en cada pensamiento fugaz: “Bienaventurados lis limpios de corazón, porque ellos verán a Dios (1)””

(1) San Mateo 5:8

Paramahansa Yogananda (1892-1953): “Donde brilla la luz”, editado por Self Realization Fellowship. Imagen: Acuarela de Dora Gil: “Brisa” http://www.doragil.com